Todos los seres
humanos sentimos envidia, en mayor o menor grado, los árbitros no están ajenos
a ella, pues "siempre surgen señales como el de calificar de 'injusta' la
ventaja que tiene otro árbitro sobre él o, de ‘arrogante’ al colegiado al que
se le tiene envidia", dice el doctor Richard Smith, psicólogo e
investigador de la universidad estadounidense de Kentucky. El griego
Aristóteles decía que “envidiamos, por lo general, a quienes son como nosotros
en cuanto a género, categoría, edad, nivel social y hoja de vida”.
¿Qué
es la envidia?
Es definida
como el sentimiento o estado mental que produce dolor y desdicha, por lo que
tiene el otro en talento, inteligencia, éxito, cualidades sobresalientes o
suerte, entre muchas otras cosas. También es "el pesar o la amargura que
siente un árbitro cuando a su colega le va bien". Otros la califican como
"un vicio", que pocas o pocos tienen la fortuna de evitar y que, casi
nadie desea experimentar porque los hace sentirse pequeños e inferiores. Algunos
investigadores estudian los circuitos neuronales y evolutivos de la envidia y
el por qué se puede llegar a padecer este mal como si fuera una enfermedad
física.
Cuando
se es envidioso
Un árbitro es
envidioso cuando ambiciona lo que tiene su compañero y se siente infeliz con
sus logros y con la vida que le tocó. Además, "cuando no agradece por las
cosas valiosas que recibe y se alegra con el mal ajeno, especialmente, si
afecta a la persona envidiada", dice Smith. El envidioso no dudará en
emplear las peores armas para exterminar a su víctima, tanto social, deportiva,
profesional, emocional y hasta físicamente, y utilizará los métodos más
despreciables como la difamación, el chisme y la agresión física o psicológica
para lograrlo.
Hay
envidia de la buena
Existen dos
clases de envidia la buena y la mala. La primera, está asociada con el deseo
personal de mejorar o con la admiración que se siente por el colega, todos
sentimos envidia sana, pero es preciso canalizarla haciendo cosas positivas
como emular al individuo a quien envidiamos. La envidia maligna, es hostil y
está cargada de rabia frente a la sensación que tiene el envidioso de que el
árbitro envidiado disfruta de ventajas "injustas". La envidia mala se
basa en el ansia de destruir al colega, en esta se habla de un individuo con
autoestima muy precaria y con trastornos psiquiátricos, sobre todo de
personalidad, dice el experto.
Como
combatirla
La envidia es
considerada como un cáncer social que envenena todos los ambientes, incluyendo
el arbitraje, por todo lo anterior, es importante estar atentos a los
sentimientos que se albergan y a la forma como se manejan. Para terminar el
doctor Richard Smith, pronostica que "si se tiene una alta autoestima y si
se es lo suficientemente fuerte para elegir lo que es valioso y lo que más se
quiere o no de lo que exige el gremio arbitral, podrían predominar en un futuro
árbitros más reflexivos, pensantes y menos envidiosos".